LAS EXIGENCIAS DE NIMAI
Después de la desaparición de Su padre Jagannatha Misra, las exigencias de Nimai por ciertas cosas se incrementaron. Cuando Su madre no podía satisfacerle, se enojaba mucho y creaba toda una escena. Un día pidió una guirnalda y pasta de sándalo para adorar al Ganges. Saci-devi le pidió que aguardara un poco y le aseguró que ella trataría de obtener esos artículos a la mayor brevedad posible. La simple idea de tener que esperar enojó tanto a Nimai, que rompió las ollas y los recipientes llenos de aceites, mantequilla clarificada, sal, especias, arroz, leche, granos, agua del Ganges, y otros artículos caseros. Luego Su ira se incrementó, asió un palo y destrozó todo lo que estuvo a Su alcance, incluyendo el techo de la casa, los árboles, el piso, así como los patios. La ira de Nimai aterrorizó tanto a Saci-devi, que se escondió. Nimai comenzó entonces a rodar una y otra vez por el suelo, hasta que se agotó y se durmió. Saci-devi envió por las guirnaldas y se las dio a Nimai mientras Él aún permanecía en el suelo. Ella limpió el polvo que cubría el dorado cuerpo de su hijo, y le envió al Ganges a bañarse. Nimai se sintió avergonzado y se apresuró hacia el sagrado río para darse un baño.
¡KRSNA ES EL SUSTENTADOR! ¡ÉL ES QUIEN NOS MANTIENE!
Más tarde, Nimai regresó a casa sereno, adoró al Señor, regó la sagrada planta Tulasi, y luego se sentó a almorzar. Después de la comida, Saci-devi le dio especias dulces para ayudar a la digestión, como era la costumbre de aquellos días. Cuando comenzó a saborearlas, Su madre le explicó: “Mi querido hijo, esta casa y todo lo que hay en ella es Tuyo. Cuando destruyes algo, eres Tú quien pierde, no yo. Ahora ve a la escuela a estudiar, pero en la casa no queda nada para cocinar. ¿Qué comerás mañana?” Nimai rio y contestó: “¡Krsna es el sustentador! ¡Él es quien nos mantiene! ¡Él nos alimentará!” Luego partió rápidamente hacia la escuela. Cuando regresó en la noche, le entregó a Su madre un poco de oro y dijo: “¡Madre! Krsna nos ha proporcionado esto. Estoy seguro bastará para cubrir todos tus gastos”. Saci-devi estaba atónita, no sabía si su hijo había pedido el oro prestado o lo había obtenido por medios sobrenaturales. De todos modos, le pidió a un sirviente que tasara el oro en varios mercados antes de venderlo. Esta fue la última travesura de Nimai.
Ya no era un niño pequeño y tenía la determinación de sobresalir en Sus estudios. Los libros se convirtieron en Sus compañeros inseparables. Era el mejor alumno de Su clase y el favorito de Su profesor.