RI CAITANYA LE DIO TRES CONSEJOS:
Algún tiempo después llegó Raghunatha Bhatta a la ciudad de Puri. Él era el hijo de Tapana Misra, el anfitrión del Gran Maestro en Varanasi. Sri Caitanya le recibió cordialmente y dispuso todo lo necesario para su permanencia en Puri, luego lo presentó a Svarupa Damodara y a Sus otros compañeros. Raghunatha Bhatta era un cocinero excelente, y el Gran Maestro saboreaba con inusitado placer todo lo que él cocinaba. Raghunatha Bhatta permaneció ocho meses con el Maestro, y luego regresó a Varanasi. Antes de su partida, Sri Caitanya le dio tres consejos: “No te cases nunca, sirve a tus ancianos padres, y estudia el Srimad Bhagavatam bajo la guía de un devoto”. Durante los próximos cuatro años, Raghunatha Bhatta permaneció en Varanasi estudiando el Srimad Bhagavatam en la asociación de los devotos eruditos. Cuando sus padres fallecieron, él fue a Puri una vez más, y permaneció con Sri Caitanya durante otros ocho meses. Entonces el Maestro le instruyó: “Ve a Vraja-Vrndavana y permanece allí con Rupa y Sanatana. Canta siempre los santos nombres de Krsna y medita en los pasatiempos del Señor, mediante el estudio del Srimad Bhagavatam. Si así lo haces, sin duda alguna Krsna derramará Su misericordia sobre ti”.
UN DÍA, SRI CAITANYA DANZABA SOLO
El Rey Prataparudra albergaba el deseo de ver a Sri Caitanya danzando en éxtasis. Pero el Maestro no lo consentía. El Rey pidió entonces a Sarvabhauma y a otros devotos que le permitieran presenciar Su danza, sin que Él lo supiera. Quería entrar en la danza cuando Sri Caitanya estuviese prácticamente inconsciente. Un día, Sri Caitanya danzaba solo. Cuando el Rey se enteró de la maravillosa noticia, se escondió y pudo presenciar las oleadas de los extraordinarios sentimientos que hacían erupción en el dorado cuerpo de Sri Caitanya. Torrentes de lágrimas comenzaron a fluir de Sus ojos de loto, temblaba, transpiraba y palidecía, al tiempo que todo Su cuerpo se erizaba y caía al suelo violentamente. En ocasiones rugía como un león, y otras veces lloraba y se lamentaba experimentando profunda separación del Señor. El Rey Prataparudra saboreó con gran deleite esta danza espectacular. Sin embargo, ciertas dudas surgieron de imprevisto en su mente. El Rey vio que de la nariz de Sri Caitanya destilaba agua, y que la saliva goteaba de Su boca en abundancia. Su cuerpo estaba cubierto de saliva, agua y polvo. La escena originó repulsión en la mente del Rey. Esa noche, mientras dormía en la alcoba de su palacio, soñó que estaba en el Templo de Jagannatha y que veía el cuerpo del Señor Jagannatha cubierto de polvo. De Sus ojos manaban lágrimas como el torrente del sagrado río Ganges. Su nariz destilaba agua, y de Su boca goteaba saliva en abundancia, empapando totalmente Su cuerpo. En su sueño, el Rey pensó: “¿Qué clase de broma me está jugando el Señor Jagannatha?” Entonces quiso tocar el sagrado cuerpo del Señor, pero en su sueño escuchó que Jagannatha le decía: “Tu cuerpo ha sido ungido con alcanfor, almizcle y otras fragancias. En cambio, Mi cuerpo está polvoriento y sucio, no es digno de que tú lo toques”. Después de escuchar estas palabras, el Rey vio a Sri Caitanya en lugar del Señor Jagannatha, con Su cuerpo untado de polvo, saliva y agua. Cuando despertó, el Rey comprendió plenamente que Sri Caitanya y el Señor Jagannatha eran idénticos.
EL MÁS RECÓNDITO DESEO DE ADVAITA
En una oportunidad, Advaita Acarya y su esposa Sita-devi llegaron a Puri. Advaita invitó a Sri Caitanya para que fuese a almorzar a su casa, y ayudó a Sita-devi en la preparación de deliciosos platos que ofrecerían al Gran Maestro, utilizando los mejores ingredientes que con gran cuidado habían traído desde Santi-pura. El más recóndito deseo de Advaita era que el Gran Maestro se comiese todos los platos que habían preparado, y temía que si Él decidía ir con Su séquito de devotos, comería muy poco. Por eso, deseaba que el Maestro acudiese sin acompañantes y que comiera los exquisitos manjares que habían preparado para Él. Pero no había señales de que esto sucedería así. Repentinamente, al mediodía, comenzaron a soplar furiosos vendavales y a llover torrencialmente con granizo. Toda la gente huyó en diferentes direcciones. Advaita Acarya dispuso todos los platos y colocó en ellos hojas de Tulasi. Luego se sentó en meditación para ofrecerlos al Señor. En su interior, crecía el deseo de que el Maestro llegase a comer sin compañía. En ese momento crucial, Sri Caitanya llegó a la casa de Advaita. Con gozo indescriptible, Advaita agasajó al Gran Maestro a sus anchas. El Maestro comió todo lo que Advaita le ofrecía. El deseo de Advaita fue satisfecho plenamente. De repente, Sri Caitanya habló con una angelical sonrisa en Sus labios: “¡Oh Advaita! ¿Qué puedes ocultar? Todas estas lluvias, vendavales y granizadas, son obra tuya para alimentarme y servirme a tus anchas”.
“¿DE DÓNDE VIENES, ADVAITA?”
En otra oportunidad, mientras Sri Caitanya se encontraba en el Gambhira, Su habitación, Advaita ofreció sus respetos al Señor, y luego se sentó frente a Él. Cuando el Gran Maestro preguntó, “¿De dónde vienes, Advaita?”, Advaita contestó: “Vengo de visitar el Templo del Señor Jagannatha. Contemplé Su rostro de luna, caminé con reverencia a Su alrededor siete veces, y después he venido donde Ti”, contestó Advaita. Al escucharle, Sri Caitanya aplaudió con Sus manos y sonriente exclamó: “¡Acarya! ¡Has perdido! ¡Has perdido!” Perplejo, Advaita inquirió: “¿Qué pude haber perdido? No poseo riquezas ni propiedad alguna?” El Maestro replicó: ” Advaita, cuando caminas alrededor del Señor Jagannatha, circunvalándolo, y estás detrás de Él, en ese momento no puedes ver el rostro de luna del Señor. Te ves privado del gozo de contemplar el bello rostro de luna del Señor. Cuando miro al Señor Jagannatha, permanezco concentrado en Su rostro de luna, y sólo continúo contemplando el encantador rostro del Señor Jagannatha. No miro nada más. Por consiguiente, tú perdiste la visión del bello rostro del Señor mientras te encontrabas detrás de Él”. Después de escucharle, Advaita dijo con las manos juntas: “En estos asuntos, Tú siempre me has derrotado. Y también lo harás en el futuro. Esas palabras que Tú me acabas de decir, nadie más en este mundo las podría pronunciar. Sólo Tú tienes el derecho de hablar así”.
POR FAVOR REGRESA A NAVADVIPA TAN PRONTO COMO SEA POSIBLE
Cierta vez, Sri Caitanya habló en privado con Nityananda Prabhu: “¡Oh Nitai! Por favor regresa a Navadvipa tan pronto como sea posible. Si no lo haces, entonces Yo no podré cumplir Mi promesa. Sabes bien que he prometido sumergir a todos, sin importar que sean iletrados, descalificados, o espiritualmente pobres, en el océano del amor por Dios. Si permaneces en Puri y observas los deberes de un monje, ¿cómo voy a cumplir Mi promesa? Si tú deseas que Mis palabras sean respetadas, entonces ve de inmediato a Bengala y derrama tu misericordia sobre todos. Inunda al mundo entero con amor por Krsna, sin discriminación alguna”. Al escuchar esta súplica del Gran Maestro, Nityananda Prabhu y sus asociados pronto abandonaron Puri para ir a Bengala.
A su arribo a Bengala, Nityananda Prabhu y sus asociados comenzaron a cantar el nombre de Gauranga, otro de los nombres del Gran Maestro, el cual es muy apreciado para los habitantes de esa región. Ellos solían dirigirse al Gran Maestro Sri Caitanya por el nombre de Gauranga, por causa de Su cautivador matiz semejante al del oro fundido. Su dorado esplendor era como el de millones de soles refulgiendo al unísono. Su rostro encantador era tan refrescante como millones de lunas juntas, especialmente cuando Él danzaba en el aire con Su cuerpo deslumbrante, traspasando los corazones de todos con amor por Dios. Debido a esto, los Bengalíes solían llamarle “¡Gauranga! ¡Gauranga!” Cuando Nityananda Prabhu danzaba, la tierra temblaba, y si él posaba sus misericordiosas miradas sobre alguien, esa persona caía al suelo imbuida con profundos sentimientos de amor. Él solía llorar y rodar por el suelo, a la puerta de cada casa, exclamando en éxtasis: “¡Adoren a Gauranga! ¡Hablen de Gauranga! ¡Canten el nombre de Gauranga! Aquel que adora a Gauranga se convierte en mi alma y mi vida”.
¿QUIÉN ES PUNDARIKA VIDYANIDHI?
Cierta vez, en Navadvipa, inmerso en un profundo arrebato devocional, Sri Caitanya comenzó a gritar: “¡Oh Mi padre Pundarika! ¡Oh Mi padre Pundarika! ¿Cuándo te veré otra vez?” De esta manera, el Gran Maestro comenzó a revelar Su profundo amor por uno de Sus más íntimos compañeros. Ninguno de los devotos comprendía el significado, pero estaban seguros de que esa personalidad tenía que ser un asociado muy confidencial del Gran Maestro. No dejaban de preguntarse quién sería ese Pundarika. Cuando el Maestro salió de Su éxtasis, los devotos indagaron: “¿Por quién te lamentabas? ¿Quién es esa persona? ¿Qué hace? Por favor, dínoslo para que tengamos la dicha de conocerle”. “Ustedes son sumamente afortunados por sentir el deseo de conocerle y escuchar acerca de él”, contestó el Gran Maestro. “Las actividades y el temperamento de Pundarika, son exclusivamente puros y maravillosos. Simplemente por escuchar su nombre, el mundo entero sería purificado. Aparenta ser un hombre ordinario, y esconde por completo su verdadera identidad como un devoto exclusivo del Señor. Es un erudito muy sabio”. Sri Caitanya continuó, “Pundarika es un Brahmana oriundo de Chattagrama, en el Distrito de Bengala Oriental. Lleva a cabo sus deberes religiosos con devoción plena y es respetado por todos.
EL GRAN MAESTRO SRI CAITANYA FLOTA EN EL OCÉANO DEL AMOR POR KRSNA
Flota perennemente en el océano del amor por Krsna y su cuerpo exhibe constantemente diversos síntomas extáticos, tales como estremecimientos, llanto, temblores, y otros síntomas. Se sentía muy herido cuando veía la falta de reverencia de la gente hacia el sagrado
Ganges, lavando allí sus bocas, ropas, enseres y otras cosas inmundas. Él jamás entró en el Ganges para darse un baño como hacían los demás, y evitaba tocar las aguas con sus pies. Para eludir las multitudes, visitaba el sagrado Ganges tarde en la noche para ofrecer sus respetos”. El Maestro continuó: “Por favor escuchen acerca de otra maravillosa característica de Pundarika. Él siempre bebe agua del Ganges antes de adorar al Señor. Jamás lleva a cabo ningún deber religioso sin antes tocar las sagradas aguas del Ganges. Actualmente reside en Chattagrama, y pronto vendrá a Navadvipa. Debido a su apariencia extraordinariamente suntuosa, nunca podrán reconocerle como un devoto, ya que fácilmente se le confunde con un rico materialista. Me siento muy afligido porque no puedo verle. Así que por favor, tráiganle aquí cuando llegue a Navadvipa”. Una vez, más Sri Caitanya se sumergió en profundo éxtasis y comenzó a exclamar: “¡Mi padre Pundarika! ¡Cuándo veré a Mi padre Pundarika!”.
PUNDARIKA VIDYANIDHI LLEGA A NAVADVIPA
En realidad, el Maestro estaba llamando “Padre” a Pundarika Vidyanidhi, mientras permanecía absorto en el profundo sentimiento de Sri Radha. Por lo tanto, se le consideró como el padre de Sri Radha, el Rey Vrsabhanu de Vraja. Cuando Sri Caitanya se lamentaba de esta manera, Pundarika inesperadamente decidió visitar Navadvipa. Arribó allí con muchos discípulos, pero permaneció de incógnito. Todo el pueblo de Navadvipa consideró que era un materialista derrochador, totalmente dedicado al disfrute suntuoso. De esa manera, Pundarika permaneció en Navadvipa, pero a los ojos del público ordinario, no era más que un disfrutador mundano.
PUNDARIKA, UN GRAN DEVOTO DEL SEÑOR
Nadie, con excepción de Mukunda, sabía que Pundarika Vidyanidhi se encontraba en Navadvipa. Como era oriundo de Chattagrama, Mukunda conocía las cualidades y el insondable amor devocional de Pundarika. Cuando se enteró de la llegada de Pundarika, su gozo no tuvo límites. A la primera oportunidad, Mukunda le dijo a su querido amigo Gadadhara Pandita: “Escucha Gadadhara, perennemente anhelas la asociación de un devoto puro. Ahora, un gran devoto ha llegado a Navadvipa. Pienso que hoy tu deseo será colmado. Hoy te llevaré a ver a ese devoto extraordinario, y como muestra de agradecimiento, espero que me permitas convertirme en tu sirviente”.
GADHADHARA PANDITA CONOCE A PUNDARIKA VIDYANIDHI